Javier López
Quinientos años se dice deprisa, pero ahí está viendo pasar el tiempo, como en la canción. ¡qué proporcionado! ¡qué artístico! ¡qué grande! ¡qué equilibrado! aparece en esta imagen el pórtico del Templo de la Asunción, que los Manzanareños hemos contemplado cientos de veces.
Pero cuando la examino, con otra mirada, con detenimiento, sigo viendo algo que desentona del conjunto arquitectónico, algo que es como un obstáculo que oculta lo que hay detrás, que no me deja contemplar su esplendor, su maravilloso pórtico. Es una verja que separa y divide, que me hace pensar, que lo de detrás no es de todos, que es propiedad privada, (es lo que se entiende cuando se encuentra una valla), al menos es lo que a mí me despierta la contemplación de la imagen, razón por la que desde aquí demando su retirada.
Mi padre ya lo reivindicaba en uno de sus “Rompiendo Lanzas”, en esta misma revista en el número 44, junio 1974.
¿Llegara al fin la ocasión
De que nuestro, plateresco,
Barroco o churrigueresco,
Pórtico de la Asunción
Pueda verse, si es razón
de esa reja liberado,
que lo mantiene encerrado
aún, sin justificación?
¿Hay quien me dé explicación
de su absurda permanencia?
¿Se necesita licencia
para su demolición? …. –
Probablemente en el pasado y durante unos años tendría su función de separación o límite de propiedad de los terrenos de la iglesia, pero hoy en día hay otros recursos y medios que hacen la misma función sin ocultar lo que hay detrás.
…-Si el espacio que ha cercado,
la verde reja en cuestión
tiene por obligación,
estar así limitado,
no dudo que haya razón,
pero abunda la opinión
de no estar justificado.
Cuento con la oposición
para mi muy respetada,
hacia la idea apuntada,
solo como insinuación,
si no la creen acertada. …-
En este año que estamos de celebración, que la Iglesia y el Consistorio parecen estar coordinados y trabajan en la misma sintonía para restaurar el templo, reivindico nuestro patrimonio sin reja; sería una gran ocasión para retirar la verja. El templo no necesita rejas, tiene que mostrarse desnudo limpio de obstáculos para mostrarnos su belleza, desde el suelo hasta lo más alto de la torre.
Y termino como lo hacía Paco López.
…Puede no haber solución,
más, contemplar la fachada,
bella, limpia, sin “borrón”,
es también una ilusión,
que debe ser respetada.
Con mi “lanza” pues, partida
yo tomo mi decisión.
Me retiro a mi rincón.
¡que todo llega en la vida!
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